Con motivo de la implantación de la nueva ley educativa LOMLOE, desde la Asociación de Profesores ASPES-CL queremos manifestar nuestra opinión negativa y de rechazo hacia las consecuencias perniciosas que la puesta en marcha de esta nueva ley vierte sobre el profesorado.
Es absolutamente necesario que las autoridades educativas, tanto estatales como autonómicas, lleven a cabo un profundo ejercicio de reflexión sobre el estado de frustración y desánimo que la forma de introducir esta ley está provocando entre el profesorado, dado que tanto el marco general de la ley -lanzado desde el gobierno central- como el desarrollo de la misma a través del decreto autonómico, han sido literalmente arrojados al profesorado en forma de objeto extraño y sin “manual de instrucciones”. En esa situación, el conjunto del profesorado se ha visto superado por una suerte de arcano educativo envuelto en una verborrea de desciframiento imposible y sin ayuda alguna para desentrañar la realidad que dicha ley encierra.
Desde el punto de vista de su gestación, la Ley -que entró en vigor en enero del pasado año, y que no alcanzará su pleno desarrollo hasta la finalización del curso 2023-2024-, al igual que sucedió con las siete leyes educativas anteriores desde 1980, adolece del elemento más necesario e imprescindible para garantizar un buen funcionamiento: el consenso. Entendemos que ignorando la opinión de una amplia mayoría del profesorado, es decir, de los verdaderos especialistas en la práctica docente, los errores anteriores y las dificultades acumuladas a lo largo del tiempo no hacen sino perpetuarse.
El primero de dichos errores se pone de manifiesto con el modus operandi que posibilita que la ley se adapte, por lo general de manera bastante arbitraria, a los caprichos de las 17 administraciones educativas regionales, dando lugar de facto al desarrollo de 17 sistemas diferentes con el consiguiente componente de desigualdad formativa y de oportunidades para el alumnado.
Otro gravísimo error que se repite es la condena del concepto del esfuerzo personal. Así, la LOMLOE, que parece empeñada en revivir preceptos que deberían haberse superado hace tiempo, como la posibilidad de promocionar -incluso titular- con asignaturas suspensas, posibilita que los alumnos no completen el total de sus currículos para progresar y alcanzar su objetivo final, aspecto que implica un claro retroceso en la calidad y un ninguneo a la excelencia de la enseñanza. Desde ASPES-CL llevamos mucho tiempo rechazando firmemente este tipo de prácticas que, en última instancia, solo sirven para degradar y desprestigiar el verdadero motor formativo personal: el esfuerzo individual, como medida innegociable de un sistema educativo que permita forjar individuos de calidad para el futuro.
En lo que se refiere al modo de implantación directa, la puesta en funcionamiento de la nueva ley está provocando un aumento de la carga burocrática de los docentes que se está demostrando como inasumible. El profesorado está, literalmente, desbordado por tareas de interpretación y gestión que están aumentando la gran presión laboral que ya supone de por sí la preparación de las actividades lectivas del aula. Este asunto no es baladí, en cuanto que la atención al alumnado corre serio riesgo de no efectuarse en las mejores condiciones si hay que dedicarle innumerables horas al descifrado de la nueva normativa.
De hecho, la inmensa mayoría de las quejas vertidas por el profesorado tienen que ver con el hecho de que en esta situación convergen tanto la complejidad léxica de la redacción de la nueva ley como la ausencia de ayuda por parte de las administraciones educativas a la hora de interpretarla. Se puede decir que mientras que a muy pocos docentes les ha resultado familiar la LOMLOE, a la inmensa mayoría les ha resultado un indescifrable objeto extraño caído de alguna nave espacial pedagógica, con la orden de seguir sus dictados al pie de una letra que no parece de este mundo. Todo ello ha provocado que la elaboración de las Programaciones de los Departamentos Didácticos de los centros educativos se haya convertido en una odisea de dimensiones colosales ante la cual, dicho sea de paso, los profesores han sido abandonados a su suerte.
La Administración Educativa regional no solo ha estado en fuera de juego en todo momento, como prueba el hecho de que publicara los currículos de las diversas etapas con el curso escolar prácticamente comenzado, sino que además ha reaccionado al malestar del profesorado, como es habitual, mal y tarde, ofreciendo alguna parcheada solución, como cursos de formación con matrícula insuficiente para la ingente demanda y, en muchos casos, rozando el límite del plazo de entrega de las Programaciones Didácticas.
Es triste decirlo y suena triste escucharlo: a la hora de enfrentarse a la LOMLOE a comienzos de curso, el profesorado no ha encontrado la más mínima ayuda entre los supuestos expertos educativos que pueblan los diferentes despachos de la Administración. Y así, la situación de abandono se ha hecho palpable e inaceptable.
Como propuestas constructivas y con el fin de facilitar al profesorado esta ingente labor a la que ha sido arrojado sin miramientos, desde ASPES-CL exigimos a la Administración educativa regional, encargada de desarrollar los correspondientes decretos derivados de esta ley, que establezca, produzca y redacte un marco general normativo común para todas las áreas de conocimiento, el cual pueda constituir el corpus común de las diferentes programaciones didácticas, dejando a los Departamentos correspondientes de cada centro establecer a continuación las directrices propias en las materias de las que se ocupan, fundamentalmente en el apartado de la evaluación.
Asimismo, exigimos a las autoridades educativas que, dadas las evidentes dificultades planteadas por el retraso en el establecimiento de los correspondientes currículos, así como la enorme complejidad de la tarea de elaboración de las programaciones de los diferentes Departamentos Didácticos, se establezca una moratoria que amplíe el plazo de cierre y entrega de dichas programaciones, normalmente establecido en el primer trimestre de cada curso. Esta necesaria prórroga tendría como objetivo, por un lado, adecuarse correctamente a la magnitud de la tarea, y por otro, evitar la absurda situación de que parte del profesorado se vea obligado a realizar los cursos formativos en los que prepararse para interpretar la redacción de la normativa y elaborar las programaciones con posterioridad a la fecha de entrega de las mismas.
Es preciso recalcar que el profesorado de Castilla y León, pese a todo este cúmulo de obstáculos y dificultades, en ningún momento ha dejado de cumplir con sus funciones docentes con el empeño y la maestría que le caracterizan, y que cualquier posible fracaso en la implantación de la LOMLOE no puede achacarse a la falta de implicación de nuestro colectivo. Antes bien, la intrincada elaboración de la norma, su jeroglífica redacción y el mal desarrollo de la misma son las verdaderas causas de su más que previsible decepción.
En resumen, desde ASPES-CL creemos que, una vez más, se ha desperdiciado una gran oportunidad de reparar la endémica enfermedad de nuestro sistema educativo. Tanto el Ministerio de Educación y Formación Profesional como la Consejería de Educación de Castilla y León, han vuelto a fracasar en el objetivo de potenciar al máximo la figura del profesor, por un lado, dejándolo de lado en la elaboración de la nueva norma educativa y desdeñando su esfuerzo y su desempeño en la tarea educativa; y por otro, enredándolo en atribuciones burocráticas varias con la consiguiente pérdida de tiempo, energía e ilusión. Asimismo, recogemos y ponemos voz al sentir de la mayoría del profesorado, que duda seriamente si todas estas complicaciones pedagógicas envueltas en una dialéctica inextricable van a servir para el propósito más fundamental de la educación, el cual se sustancia en una reflexión muy sencilla: ¿todo este rimbombante revoltijo normativo -y su rocambolesca implantación- va a hacer que nuestros alumnos reciban una mejor formación y acaben su etapa estudiantil mejor preparados?
Desde la Asociación de Profesores de Secundaria de Castilla y León seguimos y seguiremos reivindicando un sistema formativo, consensuado y de calidad, dirigido únicamente a conseguir que el alumnado alcance el mayor nivel de desarrollo acorde con su capacidad y su esfuerzo.
Con motivo de la implantación de la nueva ley educativa LOMLOE, desde la Asociación de Profesores ASPES-CL queremos manifestar nuestra opinión negativa y de rechazo hacia las consecuencias perniciosas que la puesta en marcha de esta nueva ley vierte sobre el profesorado.
Es absolutamente necesario que las autoridades educativas, tanto estatales como autonómicas, lleven a cabo un profundo ejercicio de reflexión sobre el estado de frustración y desánimo que la forma de introducir esta ley está provocando entre el profesorado, dado que tanto el marco general de la ley -lanzado desde el gobierno central- como el desarrollo de la misma a través del decreto autonómico, han sido literalmente arrojados al profesorado en forma de objeto extraño y sin “manual de instrucciones”. En esa situación, el conjunto del profesorado se ha visto superado por una suerte de arcano educativo envuelto en una verborrea de desciframiento imposible y sin ayuda alguna para desentrañar la realidad que dicha ley encierra.
Desde el punto de vista de su gestación, la Ley -que entró en vigor en enero del pasado año, y que no alcanzará su pleno desarrollo hasta la finalización del curso 2023-2024-, al igual que sucedió con las siete leyes educativas anteriores desde 1980, adolece del elemento más necesario e imprescindible para garantizar un buen funcionamiento: el consenso. Entendemos que ignorando la opinión de una amplia mayoría del profesorado, es decir, de los verdaderos especialistas en la práctica docente, los errores anteriores y las dificultades acumuladas a lo largo del tiempo no hacen sino perpetuarse.
El primero de dichos errores se pone de manifiesto con el modus operandi que posibilita que la ley se adapte, por lo general de manera bastante arbitraria, a los caprichos de las 17 administraciones educativas regionales, dando lugar de facto al desarrollo de 17 sistemas diferentes con el consiguiente componente de desigualdad formativa y de oportunidades para el alumnado.
Otro gravísimo error que se repite es la condena del concepto del esfuerzo personal. Así, la LOMLOE, que parece empeñada en revivir preceptos que deberían haberse superado hace tiempo, como la posibilidad de promocionar -incluso titular- con asignaturas suspensas, posibilita que los alumnos no completen el total de sus currículos para progresar y alcanzar su objetivo final, aspecto que implica un claro retroceso en la calidad y un ninguneo a la excelencia de la enseñanza. Desde ASPES-CL llevamos mucho tiempo rechazando firmemente este tipo de prácticas que, en última instancia, solo sirven para degradar y desprestigiar el verdadero motor formativo personal: el esfuerzo individual, como medida innegociable de un sistema educativo que permita forjar individuos de calidad para el futuro.
En lo que se refiere al modo de implantación directa, la puesta en funcionamiento de la nueva ley está provocando un aumento de la carga burocrática de los docentes que se está demostrando como inasumible. El profesorado está, literalmente, desbordado por tareas de interpretación y gestión que están aumentando la gran presión laboral que ya supone de por sí la preparación de las actividades lectivas del aula. Este asunto no es baladí, en cuanto que la atención al alumnado corre serio riesgo de no efectuarse en las mejores condiciones si hay que dedicarle innumerables horas al descifrado de la nueva normativa.
De hecho, la inmensa mayoría de las quejas vertidas por el profesorado tienen que ver con el hecho de que en esta situación convergen tanto la complejidad léxica de la redacción de la nueva ley como la ausencia de ayuda por parte de las administraciones educativas a la hora de interpretarla. Se puede decir que mientras que a muy pocos docentes les ha resultado familiar la LOMLOE, a la inmensa mayoría les ha resultado un indescifrable objeto extraño caído de alguna nave espacial pedagógica, con la orden de seguir sus dictados al pie de una letra que no parece de este mundo. Todo ello ha provocado que la elaboración de las Programaciones de los Departamentos Didácticos de los centros educativos se haya convertido en una odisea de dimensiones colosales ante la cual, dicho sea de paso, los profesores han sido abandonados a su suerte.
La Administración Educativa regional no solo ha estado en fuera de juego en todo momento, como prueba el hecho de que publicara los currículos de las diversas etapas con el curso escolar prácticamente comenzado, sino que además ha reaccionado al malestar del profesorado, como es habitual, mal y tarde, ofreciendo alguna parcheada solución, como cursos de formación con matrícula insuficiente para la ingente demanda y, en muchos casos, rozando el límite del plazo de entrega de las Programaciones Didácticas.
Es triste decirlo y suena triste escucharlo: a la hora de enfrentarse a la LOMLOE a comienzos de curso, el profesorado no ha encontrado la más mínima ayuda entre los supuestos expertos educativos que pueblan los diferentes despachos de la Administración. Y así, la situación de abandono se ha hecho palpable e inaceptable.
Como propuestas constructivas y con el fin de facilitar al profesorado esta ingente labor a la que ha sido arrojado sin miramientos, desde ASPES-CL exigimos a la Administración educativa regional, encargada de desarrollar los correspondientes decretos derivados de esta ley, que establezca, produzca y redacte un marco general normativo común para todas las áreas de conocimiento, el cual pueda constituir el corpus común de las diferentes programaciones didácticas, dejando a los Departamentos correspondientes de cada centro establecer a continuación las directrices propias en las materias de las que se ocupan, fundamentalmente en el apartado de la evaluación.
Asimismo, exigimos a las autoridades educativas que, dadas las evidentes dificultades planteadas por el retraso en el establecimiento de los correspondientes currículos, así como la enorme complejidad de la tarea de elaboración de las programaciones de los diferentes Departamentos Didácticos, se establezca una moratoria que amplíe el plazo de cierre y entrega de dichas programaciones, normalmente establecido en el primer trimestre de cada curso. Esta necesaria prórroga tendría como objetivo, por un lado, adecuarse correctamente a la magnitud de la tarea, y por otro, evitar la absurda situación de que parte del profesorado se vea obligado a realizar los cursos formativos en los que prepararse para interpretar la redacción de la normativa y elaborar las programaciones con posterioridad a la fecha de entrega de las mismas.
Es preciso recalcar que el profesorado de Castilla y León, pese a todo este cúmulo de obstáculos y dificultades, en ningún momento ha dejado de cumplir con sus funciones docentes con el empeño y la maestría que le caracterizan, y que cualquier posible fracaso en la implantación de la LOMLOE no puede achacarse a la falta de implicación de nuestro colectivo. Antes bien, la intrincada elaboración de la norma, su jeroglífica redacción y el mal desarrollo de la misma son las verdaderas causas de su más que previsible decepción.
En resumen, desde ASPES-CL creemos que, una vez más, se ha desperdiciado una gran oportunidad de reparar la endémica enfermedad de nuestro sistema educativo. Tanto el Ministerio de Educación y Formación Profesional como la Consejería de Educación de Castilla y León, han vuelto a fracasar en el objetivo de potenciar al máximo la figura del profesor, por un lado, dejándolo de lado en la elaboración de la nueva norma educativa y desdeñando su esfuerzo y su desempeño en la tarea educativa; y por otro, enredándolo en atribuciones burocráticas varias con la consiguiente pérdida de tiempo, energía e ilusión. Asimismo, recogemos y ponemos voz al sentir de la mayoría del profesorado, que duda seriamente si todas estas complicaciones pedagógicas envueltas en una dialéctica inextricable van a servir para el propósito más fundamental de la educación, el cual se sustancia en una reflexión muy sencilla: ¿todo este rimbombante revoltijo normativo -y su rocambolesca implantación- va a hacer que nuestros alumnos reciban una mejor formación y acaben su etapa estudiantil mejor preparados?
Desde la Asociación de Profesores de Secundaria de Castilla y León seguimos y seguiremos reivindicando un sistema formativo, consensuado y de calidad, dirigido únicamente a conseguir que el alumnado alcance el mayor nivel de desarrollo acorde con su capacidad y su esfuerzo.